El espejo de Cuba

María Soledad Mansilla Clavel (1996)

 Su quehacer utiliza de los contrapuntos plásticos y conceptuales, significando esto que a sus obras se “entra” por la presencia en ella de juegos de oposiciones. La más notoria es la simultaneidad de existencia, en el lienzo, de lo antiguo y lo nuevo, lo primero representado por lo que se convierte en soporte de lo segundo: viejos escaños, puertas o marcos de ventanas donde se posan frescas y hermosas frutas de su tierra como cocos, pimentones, calabazas y otros más exóticos como el mango y el mamey.

 Las técnicas de tratamiento pictórico también se oponen y siendo ambas realistas, conviven en perfecta armonía. Las añosas estructuras dadas por lo arquitectónico se forman con pinceladas de gruesa materia, se valorizan con una luz escénica y su gama tonal es tremendamente austera, sólo tierras. Por otro lado, los frutos se definen con la más pura técnica al óleo, con la luminosidad aplicada en forma real, perfectamente difuminados y en ello se ocupa una viva cromática que las convierte en los elementos pregnantes de la composición.

Así, Arturo Montoto llena de vida lo remoto formando lo que a simple vista parecen comunes naturalezas muertas. Mientras más austera la composición, sin embargo, más habla de la gran presencia ausente en ella: el Hombre. Se puede sentir tras esos pimentones rojos y verdes en la ventana a la mujer que cocina, al niño que partió los cocos o al hombre que cortó la calabaza. Allí está el gran contrapunto conceptual: la definición de la presencia por la ausencia.

Un descubrimiento lleva a otro en la pintura de Arturo Montoto. Seducidos por las contradicciones iremos hilvanando y tejiendo hasta encontrarnos con la realidad misma de la Cuba del autor. El tiempo detenido en sus viejos edificios, la pródiga naturaleza isleña, sus gentes, dulcemente aludidas, todo está allí, citado con la pobreza más significativa. Con tan poco dice a borbotones.

Es que Arturo Montoto ha levantado el vuelo muy alto, con plena claridad en los objetivos, encontrando los planos interiores, reflexivos, filosóficos, que se cuestionan desde el ser y el no ser. Denuncia al fin.